domingo, 13 de mayo de 2007

Expulsado del insomnio matinal (post)

Soñando con el tiempo en que las almas se inviertan y lleguen a colapsar en un instante infinito de redención infernal.
La sangre emana de las carnes rosadas y suaves, pero soy tú, el que pone fin a todo esto y me dices que estaba soñando con un área verde de sentimientos no concretos e ilusiones reales.
Matándome de la realidad a la que debo volver, mi eterna enfermedad.

Búscame en el fondo de tu mente, en un baúl de papel y crayones que yo construí, en la pared de tu corazón, en las puertas de tu amor, en la almendra del gato blanco llamado Lucifer, en las cosas pasajeras de tu intención
En la calle donde no te atreves a andar
¿Por qué crees que no hay luz en ese lugar?
Búscame pero no me encuentres porque estoy en el ayer.
Ya no seas más parte de tu necedad intrínseca e inconsecuente.
No me digas que no te ordene
Niégame y Ordénate:
Destruirme en un instante de fulgor avasallando a mí ser a el olvido, y si ya lo haz hecho, hazlo una y mil y una veces más, en el fondo de tu alma ya no estaré, pues soy tú el que me ordena, morir para vivir

Sea yo el ente ajeno, el que no pertenece a tu cobija
Sea yo el ente ajeno, el viento que viene y va
Sea por eso, cuando te pienso, éste no me toca.
Sea yo ahora él.